El propietario de la casa, un marroquí llamado Abdel, había recibido varios avisos desde noviembre de 2006 para informarle del derribo de su casa, que se encuentra en una vía pecuaria de uso y dominio público. Abdel vivía en la chabola con su mujer, embarazada de tres meses, y sus dos hijos pequeños. Se han quedado en la calle, porque como el Ayuntamiento considera ilegal su casa no piensa realojarlos.
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